HISTORIA DEL CENTRO

Nuestra presencia Mercedaria en Tarancón, se remonta al 12 de Octubre de 1925 en el Hospital de Santa Emilia, mas conocido como el hospitalillo. Es la respuesta a las necesidades del momento que tenía la ciudad y que el Sr Alcalde buscó en nosotras, las Hermanas Mercedarias de la Caridad.

En el modelo adoptado por el P. Zegrí predominan  tres tipos de establecimientos  que responda al deseo de atender a la persona en su integridad  y en las distintas etapas de la vida: la infancia, la ancianidad  y sobretodo la enfermedad.

Se buscó nuestra presencia para el hospital y allí se trabajó con los médicos y practicantes de entonces hasta que, no mucho más tarde  se pensó también atender al campo  de la educación.

El colegio comenzó al lado del hospitalillo y allí permaneció hasta que se construyó el que ahora existe en la Calle  6 de Diciembre. Anteriormente también se habían impartido clases donde llamamos los Somascos hasta que comenzó la guerra y hubo que abandonar.

Pasados estos años de zozobra las Hermanas volvieron nuevamente a la misión que habían tenido que abandonar.

Los tiempos iban cambiando y había que abrirse a otras perspectivas y dar respuesta a las demandas de los pueblos de alrededor. Por eso nuestras Superioras Mayores, con miras y pensando siempre en futuro, se arriesgaron en la construcción de este colegio.

Fueron momentos de incertidumbre, porque todo era un descampado y deshabitado por completo. En medio de dudas y dificultades aparece el Padre Julián Ocaña, sacerdote Salesiano (que en paz descanse) hijo de este pueblo que con gran visión de futuro y desinteresadamente asesoró, acompañó y ayudó en todo momento en la adquisición de los terrenos para la edificación; fue una ayuda inconmensurable.

Los que vivían en Tarancón y querían formarse académica y espiritualmente no lo tenían difícil; sí lo era para los pueblos limítrofes que querían ampliar  su educación primaria y había que dar respuesta también a ellas. Es por eso que se incluyó un internado donde las alumnas pudieran continuar los estudios sin alejarse demasiado de la familia.

El internado permaneció hasta mediados de los 80 en que los medios de transporte escolares fueron mucho más fluidos y el internado no era necesario.

Es entonces cuando nos abrimos a la coeducación (niños-niñas) y se amplió el espacio modificando aulas en el segundo piso, se edificó un amplio salón de actos, se amplió el patio quitando árboles, toboganes y columpios. Infantil también se ampliaron el número de aulas ya que donde está ahora el pabellón, existía un jardín. A partir de entonces tenemos dos líneas completas desde Infantil hasta Secundaria. 

Siguimos siendo merced cumpliendo el deseo de Padre Zegrí: no dejar un solo ser abandonado. 

                               

Primer emplazamiento "El hospitalillo"